ACNUR y la UE, unidas por su hipocresía – Posos de Anarquía

David Bollero

El Mediterráneo hace ya demasiados años que se convirtió en una fosa común. 2023 se cerró con casi 2.200 personas muertas, la cifra más alta desde 2017 y, a pesar de ello, la Unión Europea se muestra cada vez más insolidaria, con un reciente pacto migratorio más preocupado por proteger sus fronteras que los derechos humanos. Conocido el sufrimiento de estas personas a bordo de esas embarcaciones precarias, en raras ocasiones echamos la mirada atrás, al infierno que previamente han de atravesar antes de embarcar. La periodista irlandesa Sally Hayden lo ha hecho y Capitán Swing nos trae su descarnado Cuando lo intenté por cuarta vez nos ahogamos.

Corría un 26 de agosto de 2018 cuando Hayden se topó con un mensaje de Facebook. Lo escribía un migrante desde un centro de detención en Libia, denunciando las lamentables condiciones en las que se encontraban allí hacinados. Después de que Hayden realizara las oportunas comprobaciones, propuso el tema a  diversos medios de comunicación, pero los habituales ritmos de decisión que acostumbran a tener con los periodistas freelance enfrentado a la urgencia de lo que se vivía en Libia hizo que la irlandesa optará por comunicarlo a través de Twitter (ahora X). El revuelo que se armó desembocó en una cobertura de la BBC y el traslado de centro de los migrantes.

A partir de ahí, el contacto de Hayden entre migrantes retenidos en diversos centros de detención libios corrió como la pólvora. Cuando lo intenté por cuarta vez nos ahogamos recoge las desgarradoras historias de varias de estas personas que huyeron de países como Eritrea, Etiopía, Sudán, Somalia… en busca de un futuro mejor en Europa y terminaron encerrados durante años en centros de detención libios o muertos a manos de los traficantes antes, incluso, de llegar al Mediterráneo.

ACNUR y la UE, unidas por su hipocresía