
Foto: ECSaharaui
La presión sobre Marruecos para que detenga las actividades económicas en el territorio ocupado podría ser un paso hacia una solución justa y duradera.
El drama del Sáhara Occidental, una de las ocupaciones territoriales más prolongadas del mundo, ha vuelto a ocupar un lugar destacado en la agenda internacional. La región, rica en recursos naturales y estratégicamente ubicada, sigue siendo un punto de tensión entre Marruecos y la legalidad internacional, refrendada por las resoluciones de las Naciones Unidas. En este contexto, la figura de Donald Trump ha dejado una huella innegable, y su regreso al poder plantea interrogantes sobre el futuro de este conflicto.
Eventos recientes: una región en constante agitación
En los últimos meses, el Sáhara Occidental ha sido testigo de una intensificación de las hostilidades. Los bombardeos en Mahbes y otras áreas han subrayado la fragilidad del alto el fuego de 1991, mientras que las actividades diplomáticas han reflejado un creciente apoyo internacional a la causa saharaui. Países como Sudáfrica y Argelia han reafirmado su compromiso con el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, mientras que Marruecos ha consolidado alianzas estratégicas, especialmente con Israel.
La colaboración entre Marruecos e Israel, que incluye proyectos de exploración de gas en la costa del Sáhara Occidental, ha generado controversia. Estas iniciativas no solo desafían las resoluciones de la ONU, sino que también exacerban las tensiones en una región ya volátil.

Los trastornos del equilibrio de poder en el Norte de África presagian profundas transformaciones, por Sidahmed Ali (ECSaharaui)
La influencia de Trump: un legado controvertido
Durante su primer mandato, Donald Trump reconoció unilateralmente la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, rompiendo con décadas de neutralidad estadounidense. Este reconocimiento, parte de un acuerdo que facilitó la normalización de relaciones entre Marruecos e Israel, fue recibido con críticas generalizadas. Para el pueblo saharaui, esta decisión fue un golpe a sus aspiraciones de independencia.
Con el regreso de Trump a la Casa Blanca, surgen preguntas sobre si su administración continuará apoyando a Marruecos o si buscará un enfoque más equilibrado; y si la nueva visión trumpista de Rusia y su fijación con China variarán la prevalencia de la política ameriacana en Marruecos.
Algunos analistas sugieren que podría intentar mediar en un acuerdo negociado, aunque esto dependerá de la presión internacional y de la voluntad de las partes involucradas.
El 5-marzo publiqué aquí un hilo sobre las perspectivas de la relación EEUU-Marruecos tras el triunfo de Trump.
Decía que el acuerdo de libre-cambio entre ambos se ha convertido en un «problema».
Pues bien, hoy «Africa Intelligence» confirma que EEUU quiere modificarlo.
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Perspectivas de futuro: desafíos y oportunidades
El futuro del Sáhara Occidental está lleno de incertidumbres. Por un lado, el apoyo internacional al Frente Polisario podría fortalecer su posición en las negociaciones. Por otro lado, la creciente influencia de Marruecos en la región, respaldada por alianzas estratégicas, plantea desafíos significativos.
La comunidad internacional tiene un papel crucial que desempeñar. Es esencial que las Naciones Unidas y otros actores clave trabajen para garantizar que se respete el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui. Además, la presión sobre Marruecos para que detenga las actividades económicas en el territorio ocupado podría ser un paso hacia una solución justa y duradera.
